Familias reconstituidas

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Hoy en día hay muchas familias reconstituidas, matrimonios que traen consigo hijos de matrimonios anteriores. Es difícil y presenta muchos desafíos que debemos considerar.

¿Somos una familia?

Si, debemos ser y sentirnos una familia. De lo contrario, es posible que surjan muchos conflictos tanto entre la pareja como entre los niños. Es normal que los hijos de cada uno se sientan “mal” puesto que ya no albergan esperanza de que algún día sus progenitores vuelvan a estar juntos. Debemos darles tiempo para que entiendan la situación.

Un punto muy importante en esta nueva familia, es el diálogo, sobretodo el diálogo de pareja. Así evitaremos perder la unidad de pareja para que no haya mal entendidos y no perder fuerza ante todos los hijos tanto de uno como de otro.

Por otro lado, no creamos ni forcemos situaciones. El respeto, confianza o incluso la autoridad nos la hemos de ganar. Entendamos que por mucho que seamos una “nueva familia”, estas situaciones son complicadas. Tampoco debemos caer en el error de pensar como madrastra o padrastro, que nosotros enseñaremos a comportarse mejor a ese niño/a porque su padre o madre lo malcrían. La familia reconstituida no funciona ni mucho menos igual a la familia nuclear, así que no forcemos.

¿Lo tuyo es tuyo y lo mío es mío?

Las familias reconstituidas deben dejar claro desde un principio como quieren que sea la educación de los niños o adolescentes y respetarlo. La pareja deberá saber cuál es el rol que va a desempañar cada uno en la nueva familia, así como el estilo de crianza con el que quieren educar a sus hijos.

No debemos caer en frases como “tu hijo…” puesto que esto solo crea conflictos y hace que los niños no se sientan como una familia. Muchas veces nos encontramos con que los hijos de familias reconstituidas sienten ciertos celos o ven como una competencia a la nueva pareja de papá o mamá, sobretodo en adolescentes puesto que es una etapa más sensible del desarrollo. Para evitar o ayudar a que no sientan esta competencia, lo primero de todo sentirnos una familia. Esto ayudará a que disfrutemos por igual el tiempo que estamos con cada miembro de la familia. Por otra parte, no hagamos más caso a las demandas de nuestro propio hijo porque es “nuestro”, solo empeorará la situación.

Debemos respetar las decisiones tomadas con anterioridad respecto a los hijos (colegio, normas, etc.) y evidentemente no hablar nunca jamás mal delante del niño/a  (y aconsejamos que detrás tampoco) de su padre o de su madre.

La crianza de los hijos

La crianza de los hijos es difícil y más si es una familia reconstituida. El padrastro o madrastra debe crear una relación con el hijo/a de su pareja. No intentemos imponer disciplina sin crear previamente un buen vínculo puesto que esto hará que nos vean como un rival al que no quieren tener en casa. Recordemos que los vínculos se establecen y se crean con el tiempo. Os recomendamos que los hagáis primero mostrando un afecto verbal y luego, más adelante, cuando veáis que los niños están preparados ya pasar al contacto físico como besos o abrazos.

Una vez ya tengamos un buen vínculo establecido, ya se podrá pasar a la parte de disciplina familiar. Para no caer en el error de tratar las normas de forma distinta unos u otros o bien que los niños sientan que puedan aprovecharse de la situación se puede preparar, entre todos los miembros de la nueva familia, una lista de normas que habrá en el hogar y que todos, independientemente de quien sea su padre o su madre, deberán cumplir. Más adelante, ya no se requerirá el uso de listas de normas porque cada uno habrá establecido su rol en la familia y se habrán definido todos los límites.

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