¿Mi hijo tiene TDAH?

El TDAH implica déficit de atención, impulsividad y/o hiperactividad.

El Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno de origen neurobiológico que implica falta de atención, hiperactividad y/o impulsividad.  Seguro que en muchas ocasiones hemos notado que nuestros hijos se distraen, que actúan antes de pensar o que se mueven mucho. No debemos caer en decir que nuestro hijo es hiperactivo por estas razones, los niños son puro movimiento y eso es natural. En la mayoría de casos, eso no significa que tengan TDAH ya que para su diagnóstico se deben tener en cuenta muchas más variables. En este post veremos algunas características que nos pueden indicar la presencia del TDAH en nuestros hijos.

Primero de todo tenemos que recordar que no todos los niños muestran los mismos síntomas ni con la misma intensidad. Tampoco tienen por qué mostrarlos todos y el hecho de que se observen algunos pocos síntomas, no tiene por qué suponer un trastorno por déficit de atención. Por otra parte, los síntomas deben prolongarse en el tiempo (mínimo durante 6 meses): sería injusto valorar a nuestros hijos en épocas de exámenes (donde están más agobiados), en momentos de euforia (en una fiesta de cumpleaños) o en época de fiestas (es evidente la gran multitud de estímulos que alteran a los niños en época de Navidad, por ejemplo).

Para el diagnóstico del TDAH, además, tendremos en cuenta que los síntomas afecten a la vida académica, social o laboral, que se presenten antes de los 12 años y que no se deban a problemáticas mayores (nivel bajo de inteligencia, esquizofrenia, etc.). También deberemos valorar que se presentan en un grado que no concuerde con su edad y nivel de desarrollo.

Síntomas del TDAH según el DSM-V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales).

Síntomas de inatención (mínimo tienen que observarse 6):

  • No se muestra atento a los detalles: lo hace rápido y descuida la presentación de sus trabajo, se deja partes por hacer, etc.
  • Se olvida las cosas necesarias: el lápiz para hacer los deberes, la raqueta para entrenar, etc.
  • Tiene dificultades para concentrarse en situaciones lúdicas: en el recreo, al jugar al ordenador, etc.
  • Parece no escuchar cuando le hablan.
  • No es capaz de seguir instrucciones cuando se le pide varias cosas a la vez (por ejemplo: “ves a la habitación, cierra la ventana y trae una manta”).
  • No acaba lo que comienza.
  • Le cuesta organizarse en sus tareas escolares, juegos y quehaceres del día a día.
  • Rechaza hacer tareas que le requieran un esfuerzo mental sostenido en el tiempo.
  • Pierde objetos necesarios para el día a día.
  • Se distrae con estímulos externos: cuando pita un coche en la calle, o cuando abren la puerta de la clase.
  • Olvida realizar actividades cotidianas (lavarse los dientes, el horario del entreno de las actividades extraescolares, etc.).

Síntomas de hiperactividad e impulsividad (mínimo tienen que observarse 6):

  • Suele mover las manos o pies, jugar con pequeños objetos o retorcerse en el asiento.
  • Se levanta del asiento cuando se espera que esté sentado.
  • Corretea o trepa en situaciones que se espera que esté quieto o parado.
  • No suele mostrarse tranquilo en situaciones lúdicas (en muchas ocasiones prefieren juegos movidos antes que de mesa).
  • Siempre está haciendo algo, pocas veces se le ve parado.
  • Habla excesivamente.
  • Responde antes de que se le formule la pregunta o responde de forma inesperada.
  • Le cuesta respetar los turnos (en las colas del supermercado, los turnos de palabra, etc.).

En caso de reconocer 6 o más síntomas de alguna de las categorías en vuestro hijo o hija, recomendamos hablar con el tutor/a del colegio. Él os dará más información para ver si el comportamiento es igual en ese ámbito. Desde allí os podrán recomendar empezar una valoración de la capacidad atencional de vuestro hijo/a y el tratamiento más adecuado a sus características.

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