Las rabietas ¿Qué debemos hacer?
Son muy comunes las temidas “rabietas” en todos los peques, al fin y al cabo son emociones resultantes de alguna frustración o expectativa no cumplida. Si, ya sabemos que no queremos que los peques tengan rabietas, pero no es fácil tener 3 años de experiencia en este mundo y saber cómo funciona así como gestionar determinadas emociones que resultan desagradables.
Tenemos rabietas de todos los colores y de todas las intensidades, lo importante ante una rabieta es la reacción que tenemos como adultos, dependiendo de cómo nos comportemos o como sea la consecuencia las rabietas irán disminuyendo o bien se acrecentarán si es que obtiene el resultado deseado.
En primer lugar, antes de poder ofrecer cualquier tipo de pauta o ayuda, debemos remarcar la importancia de mantener la calma, hacer un esfuerzo por entender a los peques y no perder nuestro objetivo de vista, educar y gestionar. ¿Lógico verdad? Pues a veces perdemos ese objetivo porque nos dejamos llevar por los nervios y por la propia frustración que nos pueden generar los pequeños.
En segundo lugar, la espera no es buena en estos casos. Cuando vemos que un niño o niña está haciendo algo que no debe, digámoslo en el momento, no esperar y esperar a que al niño se le ilumine la bombillita del buen comportamiento. ¿Por qué? Muy fácil, porque mientras esperamos o vamos diciendo “para de hacer eso” a la vez que estamos haciendo otra cosa (cocinando, mirando el móvil, viendo la tv…), nuestro estado se va transformando y nos vamos poniendo nerviosos, muy nerviosos, tanto que cuando llega el momento en que realmente le hacemos caso y focalizamos nuestra atención en el niño/a, estamos ya en un estado poco calmado y lo mas seguro es que de nuestra boca no salgan más que gritos para descargar todo lo acumulado previamente. No eduquemos a gritos, hagamos caso a lo que el niño/a esta haciendo.
Ser consecuentes con los que decimos, si si, consecuentes, si decimos que no es que no. Tenemos la mala costumbre de poner un límite y luego ceder a la rabieta o llanto por no oír al niño/a, de esta forma lo único que educamos es a repetir la rabieta para conseguir lo esperado. Mantengámonos firmes, siempre con mucho respeto y amor hacia los peques, debemos ser guías para ayudarles a gestionar, no a reprimir.
Quien no ha visto la típica rabieta y el padre o madre diciendo un “ahí te quedas” y se van dejando al niño llorando solo. Por favor no hagáis eso, al final lo que hace el niño es correr desesperado detrás de los padres por miedo a quedarse solo, no ha entendido absolutamente nada de gestión emocional, ha pasado de la rabieta al miedo en un pis pas y ese no es el objetivo en educación. Debemos remarcar y entender que son niños pequeños y que aun no saben como funcionan sus emociones, como se gestionan, etc… acompañemos, respetemos, pongamos palabras y ayudemos en la gestión.
Validar y no os canséis nuca de validar emociones. Se trata de no tapar esos estados sino todo lo contrario, dejemos que se expresen y ahí empatizad con un “entiendo que estás enfadado”, “lo comprendo”. Debemos partir de la identificación de la emoción para gestionarla.
Demos opciones para canalizar emociones, por ejemplo, cada papá y mamá sabe lo que relaja a su hijo/a, en los momento de rabia demos esas opciones y no nos perdamos en charlas o sermones interminables que no van ni a escuchar. Una vez estén relajados entonces reflexionamos sobre lo sucedido.
Por último…
Sabemos que es difícil, que las rabietas son difíciles de gestionar, que somos personas y también nos enfadamos e irritamos cuando un niño/a esta en modo “rabieta a tope”, pero recordad, no hay nadie que conozca mas a vuestros hijos que vosotros y eso es un plus en cómo ayudarles a gestionar las emociones según su temperamento. Al fin y al cabo sois vosotros los encargados de educarles y seguro que queréis hacerlo lo mejor posible ¿verdad?
Y como no, pongámonos a su altura, que los peques puedan mirarnos a los ojos sin tener que mirar al cielo.
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