Mi hijo/a ha suspendido, ¿Y ahora qué?
Se acerca la fecha de la entrega de notas o informes escolares. Todas las mamás y papás esperamos que los pequeños de la casa obtengan buenas cualificaciones pero…¿Qué hacemos si no es así? En estos casos es muy fácil dejarnos llevar por la ira y el enfado e imponer castigos «de por vida». En este post os explicaremos cuáles pueden ser los motivos y qué debemos hacer en estos casos.
¿Por qué mi hijo ha suspendido?
Existen muchas causas de que un niño haya suspendido una o varias asignaturas. En estos casos debemos recapacitar y valorar qué puede estar sucediendo. A continuación os enumeramos las posibles causas:
- Falta de motivación / esfuerzo: esta suele ser una de las causas más comunes. A menudo los niños nos preguntan qué utilidad tienen cierto tipo de aprendizajes en la edad adulta. Esto sucede cuando el aprendizaje se plantea de forma lineal, es decir, sin fomentar la curiosidad y el descubrimiento. En estos casos, debemos animarles a ser partícipes de su aprendizaje retándole a conseguir un resultado satisfactorio pero realista. Más adelante os mostraremos algunas herramientas para mejorar la motivación.
- Carencia de técnicas de estudio: una falta de hábitos de estudios y la dificultad para comprender, organizar y memorizar la información es una gran barrera a la hora de aprobar los exámenes.
- Adaptaciones y cambios: cuando se producen cambios de etapa, de primaria a secundaria o cambios de centro escolar, los niños/adolescentes se sienten algo desamparados. Se trata de una situación nueva a la que deben enfrentarse relativamente solos: nuevos profesores, nuevos amigos, incluso nuevo edificio. Por este motivo, necesitan un tiempo de adaptación y suele ser común ver como descienden las calificaciones. Es importantes dejarles un tiempo de adaptación. Si este es el motivo de su suspenso, lo más probable es que en el segundo trimestre, la cosa vaya mejor.
- Gestión emocional: Convivir con problemas familiares (duelos, separaciones, etc.), con amigos y compañeros (aislamiento, acoso, etc.) u otros, puede provocar una bajada considerable de las calificaciones. Es importante indagar en estos aspectos y acudir a un especialista si se considera necesario.
- Dificultades de aprendizaje: las constantes bajas calificaciones en una o varias áreas pese al esfuerzo del niño puede estar relacionado con dificultades específicas de aprendizaje (déficit de atención, dislexia, discalcúlia, TANV…).
Os dejamos un diagrama para que podáis detectar qué está ocurriendo de una forma mucho más sencilla:
¿Qué podemos hacer?
Si el problema es la falta de esfuerzo o motivación, tal y como comentábamos anteriormente, es necesario enfocar el aprendizaje de tal manera que suponga un reto para el niño. Ofrecerle recompensas factibles, como ciertos privilegios, puede servir de gran ayuda en la primera fase. Es importante formar equipo con el profesor para que tenga en cuenta su esfuerzo, de lo contrario, si se pasa una semana estudiando para un examen y suspende, la motivación volverá a caer en picado. Debemos reeducar el placer por aprender.
Si la cuestión reside en una falta de técnicas de estudio, será necesario pautarle los tiempos de hacer deberes, de estudiar y de preparar el material. También deberemos enseñarle a realizar lecturas comprensivas, a organizar correctamente la información mediante esquemas o mapas conceptuales y a memorizar de forma que más adelante sea capaz de explicar aquello que sabe, ya sea de forma oral o escrita.
Si la causa es de adaptación o cambios y detectamos que en su entorno, efectivamente, se han producido, podemos esperar un tiempo para que pueda realizar el proceso. Si consideramos que muestra dificultades excesivas o que tarda demasiado, podemos pedir ayuda a un especialista (psicólogo) que le ayude en la transición. Lo mismo ocurre con los problemas emocionales. Siempre podemos indagar e intentar ayudarle desde nuestro amor y apoyo incondicional. Si la situación no mejora o se agrava, será el momento de acudir al especialista.
¿Qué hacemos ante la sospecha de dificultades de aprendizaje?
Lo primero de todo es concertar una reunión con el tutor o tutora del niño/a. Él no dará su opinión al respecto y nos orientará sobre el procedimiento a seguir.
El Equipo de Asesoramiento Psicopedagógico tomará las medidas oportunas, ya sea realizando una valoración o derivando a un centro especializado (público o privado) y realizará el seguimiento del caso. Este mismo equipo es el que se asegura de que se realicen todas las adaptaciones correspondientes y de que el profesorado tenga las herramientas necesarias.
Si optamos por acudir a un centro especializado, deberemos valorar la necesidad de hacer una valoración para que el niño o niña reciba el tratamiento más adecuado a sus necesidades. Es importante asegurarnos de que se trata de un profesional convenientemente formado para este tipo de actuaciones. El profesional que atienda al niño o niña, le ofrecerá las herramientas necesarias para compensar sus dificultades y adaptarse a las exigencias de la etapa escolar. Desde Espacio Psicofamiliar siempre recomendamos que se use una metodología divertida basada en el juego para que su experiencia sea motivadora y específica de forma que fomente el placer por el aprendizaje.
¿Le castigamos?
Nuestra experiencia nos dice que imponer castigos no es la mejor solución en estos casos. De hecho, no resulta nada efectivo en la mayoría de los niños. ¿Por qué? Muy sencillo. Para que un castigo sea efectivo, tiene que estar relacionado con la conducta a cambiar ya que si no, obtendremos el resultado contrario. Por ejemplo, si queremos que estudie más y le castigamos sin ir al parque, lo más probable es que coja aversión a las actividades académicas. Si por el contrario, la consecuencia es que le ayudaremos a organizar sus sesiones de estudio o a realizar las actividades correspondientes, obtendremos un mejor resultado.
Igualmente sabemos que muchos padres optarán por la vía del castigo. Muchos de nosotros hemos crecido con un modelo educativo basado en ellos. En este caso recomendamos templanza e imponer castigos realistas. Evitemos el “no vas a salir nunca más con tus amigos” o el “te confisco la táblet para siempre” porque sabemos que no lo vamos a cumplir.
Hablar con el niño/a.
En el caso de obtener unas malas notas es importante reflexionar con el niño sobre cuál puede ser el motivo. Para realizar esta reflexión conjunta, debemos sentarnos a hablar en un momento en el que no estemos nerviosos ni pendientes de otras cuestiones. También tendremos en cuenta cuáles son sus emociones al haber recibido estas cualificaciones. No es lo mismo hablar con un niño derrumbado por los resultados que con otro que se muestra pasota e indiferente.
El niño debe saber que nos preocupamos por él y que queremos que tenga éxito en sus actividades académicas. Remarquémosle que él es el responsable de su aprendizaje, que debe mantener una buena actitud y pedir ayuda cuando la necesite. Es muy positivo recordarle otras situaciones de éxito ya vividas en situaciones similares (una buena cualificación fruto de un gran esfuerzo, un trabajo muy bien realizado,etc.). Y sobretodo hacerle saber que le queremos aunque haya recibido malas notas y que éstas no valoran si es buena o mala persona. Os sorprenderíais de los niños que nos vienen a consulta con este discurso.
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