Miedos según la edad
Evolutivamente, el miedo se encarga de protegernos de los peligros que nos acechan. Hace mucho, mucho tiempo, nos ayudaba a sobrevivir y en este artículo veremos cómo actualmente, tener miedo es útil en algunos casos.
Primero de todo, hay que diferenciar entre miedo evolutivo y miedo patológico:
- Miedo evolutivo: es aquel que nos protege y que es normal en ciertas edades.
- Miedo patológico: es ese tipo de miedo que no tiene sentido y que nos condiciona nuestro día a día.
¿Qué miedos son normales?
Los miedos van variando a medida que vamos creciendo aunque pueden repetirse en algunas etapas. Lo normal es que se vayan superando poco a poco y a medida que el niño madura, los miedos evolutivos se desvanezcan; el problema viene cuando la emoción se vive de una manera desmesurada o prevalece mucho más allá de lo esperado, teniendo siempre en cuenta que cada niño va a su ritmo.
Miedos evolutivos de 0 a 6 meses:
- Ruidos fuertes
- Estímulos intensos
- Ansiedad por separación de los padres o cuidadores.
Miedos evolutivos de 6 meses a un año:
- Ansiedad por separación de los padres o cuidadores. Relacionado con la permanencia del objeto (enlazar)
- Extraños
- Objetos de aparición súbita
Miedos evolutivos de 1 a 2 años:
- Separación de los padres (se acrecienta)
- Heridas, sangre inyecciones
- Extraños
- Pequeños animales
- Oscuridad
- Ruidos fuertes
Miedos evolutivos de 2 a 6 años:
- Se incrementan los miedos anteriores
- Seres imaginarios (monstruos, fantasmas…)
- Oscuridad
Miedos evolutivos de 14 a 18 años:
- Fracasos en las relaciones interpersonales
- Miedos relacionados con el rendimiento académico o deportivo
- Peligro de muerte
Miedos evolutivos de 6 a 11 años:
- Daño físico o lesiones corporales
- Fracaso escolar
- Críticas
- Separación o divorcio de los padres
- Ridículo
Miedos evolutivos de 11 a 14 años:
- Animales
- Críticas
- Fracaso
- Rechazo
- Amenazas
- Cambios de imagen
¿Qué podemos hacer?
En cuanto a los miedos adaptativos debemos escuchar a nuestro hijo o hija, hacerles ver que nos importan sus miedos, no ridiculizarlos e intentar racionalizar (las brujas no existen; aunque una inyección duela un poco, tiene muchos beneficios y no es peligrosa, etc.). Adoptar medidas temporales como una pequeña luz en el dormitorio les ayuda a hacer más llevaderos sus miedos pero en todos los casos se deben afrontar. El enfrentamiento a los miedos debe ser gradual y sutil, realizando pequeñas acciones cuando el niño esté preparado. En el caso de los bebés, hay que mostrarles cariño; el contacto físico les proporciona seguridad y relajación.
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