¿Problemas a la hora de comer?

¿Cuántos de nosotros hemos visto que la hora de la comida suele ser una batalla de gritos y enfados? «Cómete esto, sino lo comes ahora lo comerás después, estarás sentado hasta que lo comas todo…». Esto genera que la hora de la comida se viva, por parte de toda la familia, como un momento desagradable que no deseamos que llegue.

La hora de la comida debe ser un momento agradable, un momento que nos sentamos a la mesa para hablar y charlar de diferentes temas, una hora sociable.  No debe convertirse en un  “lo que sea pero que coma” y así nos vemos poniéndole la táblet delante, la televisón, haciendo el avión 4000 veces y en definitiva lo apartamos del significado esencial que tiene la hora de comer.

¿Qué debemos hacer y qué no?

Para empezar debemos entender, os parecerá obvio pero os harías cruces de las cosas que vemos, que el niño no come como un adulto. No pongamos cantidades inmensas para que coma puesto que posiblemente ni lo intente al ver un plato gigante.

No debemos obligar al niño a comer, no vale un «cómetelo todo o no te levantas de la mesa». El niño comerá lo que necesita y obligándolo, lo que hacemos es que no regule su apetito y coma por obligación.

Durante el primer año los niños crecen a pasaos agigantados por lo cual suelen comer mucho, pero luego la cosa disminuye y por eso su necesidad de ingerir menos cantidad. No  nos preocupemos ni obliguemos a comer siempre las mismas cantidades, tengamos en cuenta su desarrollo.

Como la canción de moda, despacito. Muchos padres son los que os quejáis de que vuestro hijo/a va muy lento comiendo o que tarda siglos. Es normal, los niños, menos jugar, lo hacen todo lento: vestirse, comer, recoger su habitación, dejar de ver la tv… También puede que vaya lento porque ya ha terminado y no quiere comer más.

Seguro que habéis visto niños apartando el ínfimo trocito de pimiento o tomate, bien, no pasa nada. Los niños se están desarrollando,  conociendo el mundo y los sabores que le ofrece. Es normal que un niño aparte algo de la comida puesto que les resulta muy fuerte a su paladar. No nos preocupemos porque solo come siempre lo mismo, poco a poco iremos introduciendo y ofreciendo  alimentos  nuevos  que seguro le resultan agradables con el tiempo.

Permitamos que los más pequeños se muevan de la silla. Sí, habéis leído bien, que se muevan. Los niños son puro movimiento, la mayoría, debemos permitirles que puedan levantarse e incluso jugar e ir viniendo a la mesa a momentos para comer. Hablamos de los primeros años, hasta aproximadamente los 3 o 4 años, en la que para el niño resulta incómodo pasarse una hora de reloj sentados en la mesa delante de un plato.

En definitiva, la hora de la comida debe ser agradable, no pretendamos que cuando un niño ya come sólido se adapte en seguida a sentarse durante un largo periodo en una mesa como si de repente se hubiera transformado en un adulto, poco a poco y sin gritos, familias. Pensemos que cuando el niño empieza a escribir, no le pediremos que haga una letra a lo “Times New Roman” ¿verdad? le daremos sus años para que la perfeccione, pues con el ritual de la comida más de lo mismo.

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