Beneficios del juego no dirigido

 

 

Los beneficios de jugar están más que demostrados, el juego es muy rico en los peques puesto que este les ayuda a poder procesar y evocar  el mundo que les rodea, como lo viven y como resolver los conflictos internos.

Podemos afirmar que le juego es terapéutico, pero no vale todo tipo de juego, tiene que ser un juego libre no dirigido. Los niños y las niñas tiene cada día un tiempo de patio dónde salen a jugar, nadie les dice a que tiene que jugar sino que entre ellos van elaborando ese juego libre, un juego que les permitirá establecer e interpretar diferentes roles.

Siempre damos pautas sobre la importancia de este tipo de juego, evidentemente hay momentos en los que los padres pueden dirigir algún juego, pero  es muy importante que tengan un tiempo de libertad tanto físico como psíquico.

¿Cómo podemos potenciar este tipo de juego?

En primer lugar para no dirigir, si vemos que un niño/a esta jugando y creemos que se esta equivocando no debemos juzgar ni corregir. Por ejemplo: si está jugando con muñecos y al muñeco (masculino) le pone ropa de chica. En este caso no debemos decirle que el niño no puede llevar falda ni tacones, sino observar y poder interpretar (a veces es más fácil y a veces más difícil) para poder ayudarlo en su día a día y saber identificar aquello que le preocupa o bien no sabe gestionar.

Promover el juego al aire libre, siempre que el tiempo sea el indicado, o bien proporcionar un espacio dónde pueda jugar tranquilamente o bien descansar.

Debemos aprender a observar el juego, como ya hemos mencionado hay veces que es muy claro (como las historias que os contamos al final) y otras que no, pero solo de observar y no dirigir podemos entender los beneficios del mismo así como saber detectar los posibles conflictos.

Para terminar este post os dejamos dos historias que nos han pasado en algunas sesiones dónde se ve claramente como el juego es o puede ser terapéutico cuando no es dirigido, y como los niños y niñas resuelven conflictos internos a través del mismo.

Durante una de nuestras sesiones de psicomotricidad, una niña tuvo la idea de jugar en la sala como si fuera el patio de su colegio. En lugar de cumplir cada una un papel decidió que lo haría con muñequitos, así empezó a organizar la escena, hizo un recinto (patio) y puso 3 muñequitos. Las 3 muñequitas (niñas) jugaban al pilla-pilla y como por arte de magia empezaron a pelearse apartando así a una de las muñecas. En un primer momento la muñeca apartada, dijo sentirse triste, lloraba (sonidos de la niña) y finalmente se cansó de la tristeza y fue a buscar a las otras dos niñas para reconciliarse. Al final de la sesión, ella me explicó que hacía ya unos días, en el colegio dos amiguitas suyas se habían enfadado con ella y que se había puesto triste, al decírselo a la profesora esta no le dio más importancia. Con esta breve historia podemos ver como la niña, durante el patio buscó la solución de la profesora pero no le dio resultado, entonces decidió representar lo sucedido con los muñequitos buscando otra alternativa, la reconciliación por su parte.

Un día, un niño que suele buscar juegos de tipo lucha en las que el siempre es el guerrero fuerte que termina siendo el vencedor, decidió que quería jugar a ser un bebé. Me explicó que sería un bebé muy pequeñito y que yo sería su mamá. La historia seria que el lloraba mucho porque era llorón y que solo se calmaba cuando le cogían en brazos y le hacían “mimitos”. Cuando su madre vino a buscarlo me dio la noticia: estaba embarazada y su hijo lo sabia hacia apenas unos días. El niño en cuestión, sintió de repente como se hacía o se convertía en germano mayor dejando atrás una etapa de “bebé” sintiéndose un tanto desubicado ante la nueva situación, por eso había decidió jugar a ese juego de forma espontanea y libre. Las sesiones siguientes el bebe se hizo mayor.

 

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