Tratamiento en los casos de TDAH

 

Muchas mamás y papás de niños/as con trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) nos consultan sobre el tratamiento en estos casos (la medicación, la terapia psicológica, etc.). Es este post os ofrecemos algunas consideraciones que debemos tener en cuenta.

¿En qué afecta el TDAH?

El TDAH, a pesar de que sus siglas informan de una falta de atención, no se limita solo a eso. Se produce una configuración distinta de los procesos cerebrales que provocan alteraciones específicas en ciertos procesos cognitivos. Por eso, es común que una persona con TDAH…

  • Se distraiga con mucha facilidad.
  • Le cueste mantener la atención/concentración.
  • No sepa discriminar los estímulos relevantes de los que no lo son.
  • Tenga dificultades para memorizar o para usar la información para realizar otras actividades.
  • Le cueste organizar sus tareas o quehaceres.
  • Cambie con facilidad de tema de conversación o no recuerde de qué estaban hablando.
  • Gestione el paso del tiempo más lento de lo que realmente es, por lo que suele tardar más en hacer las tareas o llegar tarde a las citas.
  • Les cueste planificar o secuenciar las actividades a realizar.
  • Actúe de forma impulsiva.
  • Se desmotive con facilidad.
  • Deje tareas que les resultan aburridas para otro momento.
  • Problemas de conducta en los niños o adolescentes.

¿Cómo tratar el TDAH?

Objetivamente, el binomio que ha mostrado mejores resultados en personas con TDAH es la combinación de fármacos más la intervención cognitiva y conductual. Esto es porque la medicación mejora la atención, pero requiere de un proceso paralelo para promover el proceso de aprendizaje. Una cosa es estar atento y otra, aprender.

La cuestión está en que, aunque haya síntomas comunes entre las personas que tienen TDAH, existe una variabilidad individual que hace único cada caso. Por tanto, si estamos de acuerdo en que cada persona es diferente, está claro que el abordaje de cada uno de los síntomas será distinto en cada caso. Es importante tratar cada caso de forma individual, tener en cuenta la afectación en el día a día de la persona con TDAH, los posibles efectos adversos etc.

Terapia cognitiva y conductual

La terapia cognitiva la llevan a cabo los neuropsicólogos, que se encargarán de valorar las habilidades cognitivas de la persona y entrenar aquellas en las que se detecte algún déficit. Ellos, además, ofrecerán técnicas de estudio y aprendizaje para favorecer estos procesos.

En la mayoría de casos, el entrenamiento en concentración, memoria y funciones ejecutivas (organización y planificación), provoca una gran mejoría tanto personal, como académica y laboral.

La terapia conductual que realizan los psicólogos, está más dirigida a trabajar los aspectos emocionales y conductuales que comportan el TDAH. Es común encontrarnos con personas inseguras y con una gran falta de motivación. Así mismo, la impulsividad desemboca en actitudes y conductas que pueden resultar perjudiciales. Mediante la implicación y el trabajo personal, se pueden reconducir para que la persona se sienta a gusto consigo misma, pueda relacionarse con total normalidad y progrese en sus metas y objetivos.

El tratamiento farmacológico

Existen varias alternativas farmacológicas para el tratamiento del TDAH. Como hemos comentado anteriormente, favorece la atención durante el periodo en que el medicamento se encuentra activo, provocando así la situación ideal para el aprendizaje. El encargado de recomendar la medicación es el neurólogo en el caso de los adultos y el neuropediatra en el caso de los niños. Este profesional valorará los resultados de la exploración neuropsicológica y la afectación al día a día y podrá optar por prescribir o no un medicamento específico. También hará un seguimiento de la aceptación del mismo y variará la dosis, en caso de que sea necesario.

Dudas acerca de la medicación

Evidentemente, no todos los casos son susceptibles de prescribir medicación pero cuando lo hacen, surgen ciertas dudas o reticencias. Nos es muy común escuchar “Yo no quiero medicar a mi hij@”, “Se trata de una droga”, “Tiene demasiados efectos adversos”, “Ya no será nunca el niño que era”, etc. Es normal la inseguridad ante la opción de medicar, sobretodo en casos de salud mental, en los que todavía existe un cierto tabú en la sociedad.

Ante esto, podemos encontrar muchas investigaciones que avalan la seguridad de este tipo de medicamentos así como la efectividad de su uso.  El contar con un buen profesional que realice un control exhaustivo de los efectos secundarios será la clave para que este proceso sea efectivo y favorezca a la persona que lo tome.

Algunos de los temores más frecuentes son:

  • La pérdida de apetito (que se recupera al pasar el efecto del medicamento). En general, no suelen afectar a la talla ni tienen repercusión alguna en el crecimiento. En algunos casos, puede recomendarse el asesoramiento por parte de un nutricionista.
  • Miedo al abuso de sustancias. Está demostrado que, debido a la impulsividad que caracteriza a las personas con TDAH, es mucho más fácil que tomen cualquier tipo de drogas cuando no reciben tratamiento farmacológico que cuando sí lo tienen. Esto no quiere decir que todas las personas con TDAH que no se medican terminen abusando de alguna droga pero sí que tomar medicamentos para el TDAH, disminuye la probabilidad de que las consuma.
  • Deberá tomar medicación de por vida. La prescripción del medicamento se realizará siempre y cuando la necesite. Si este tratamiento se combina, como hemos dicho anteriormente, con otra cognitivo-conductual, encontrará estrategias para controlar su atención, concentración y habilidades socio-emocionales, por lo que llegará un momento en que no necesitará ningún fármaco para realizar sus actividades diarias.
  • Los efectos secundarios. Está claro que todos los medicamentos tienen efectos secundarios y pueden variar entre personas. Algunos ejemplos serían la pérdida de apetito al inicio del tratamiento, insomnio, ligera aceleración del pulso… Por ese motivo, recomendamos tenerlo en cuenta en el momento en que se decida iniciar un tratamiento farmacológico. En neurólogo o neuropediatra os informará de los más comunes dependiendo del tipo de principio activo que os haya recetado y cómo combatirlos. Además, será esencial en control de los mismos para una correcta administración y determinar la dosis necesaria en cada persona.

Conclusión

Como conclusión nos gustaría remarcar que cada persona es diferente y, como tal, requerirá de un tratamiento específico a sus necesidades concretas pudiendo variar, incluso, a lo largo de su vida. Ofrecer de forma temprana un tratamiento cognitivo-conductual es esencial para tratar las posibles dificultades que puedan surgir, favoreciendo así el correcto desarrollo de las diferentes habilidades. No obstante, en caso de que se requiera de tratamiento farmacológico, no debemos asustarnos ya que se trata de un tratamiento seguro que puede beneficiar a la persona que lo recibe. Lo que es realmente peligroso es no actuar ante los síntomas del TDAH debido a que este trastorno muestra una alta comorbilidad con otros trastornos como puede ser la depresión. Ante la más mínima sospecha, recomendamos acudir a un especialista de confianza y que tenga experiencia en este tipo de trastornos para que os explique las opciones de tratamiento más adecuadas a la persona. Realizar un seguimiento específico será la clave para obtener los beneficios.

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