Educación emocional

 

Educacion emocional

Muchas veces nos encontramos con que los niños, al no saber poner nombre a lo que sienten, se muestran desorientados. Para ellos es difícil saber que esos sudores fríos que le entran cuando imaginan que hay una bruja tras la cortina se llama miedo o que cuando se ponen rojos y aprietan los puños y dientes sienten ira o enfado. Por este motivo es importante la educación emocional.

La educación emocional responde a las necesidades personales que no se solucionan con el mero aprendizaje académico (de nada nos sirven las sumas para saber si nuestro profe está contento o enfadado). Existen muchas teorías, pero todas tienen un objetivo común: el desarrollo emocional, que consiste en el conocimiento de las emociones, su regulación, las habilidades sociales, etc. Esto requiere de un esfuerzo extra por parte de padres y profesores, los cuales deben invertir tiempo en todos estos aspectos.

Os proponemos algunos métodos para favorecer la educación emocional:

  • Intentar poner un nombre a lo que sienten. Igual que nosotros nos quedamos tranquilos cuando vamos al médico y nos dice que ese dolor de barriga que tenemos se llama gastroenteritis, ellos se quedan más tranquilos al saber que eso que sienten tiene un nombre y que, además de ser normal, sus papás también lo viven en algunas ocasiones.

  • Educar desde la emoción. El día a día de las personas conlleva emociones positivas y negativas. A veces nos enfadamos porque los niños no han recogido su habitación o estamos muy contentos porque su tutora le ha puesto una nota positiva en la agenda. Es importante mostrar emociones ante los pequeños usando las verbalizaciones «Muy bien Juan, estoy muy contenta» y acompañándolas de la expresión no verbal (poner cara sonriente). De lo contrario, solo conseguiremos desorientarlos aún más.

  • Mostrarle las características de la expresión no verbal. A algunos niños les cuesta reconocer esas pistas que nuestro cuerpo da sobre la emoción que sentimos en ese momento. Ayudarles a detectar que cuando alguien se pone rojo puede tener vergüenza y que cuando alguien frunce el ceño es porque está enfadado, puede ayudarles a entender mejor el mundo que les rodea.

  • Detectar ejemplos en el día a día. Vivimos rodeados de personas y todos sentimos varias emociones a lo largo del día. Ponernos en el lugar del otro es una buena forma de conectar con los demás y fomentar la educación emocional. Otra opción es usar los dibujos animados: ¿Cómo crees que se siente Nemo al perderse en el océano lejos de su papá? ¿Cómo te sentirías tú? ¿Alguna vez te ha pasado algo similar? ¿Qué podríamos decirle a Nemo para que se sintiera mejor? ¿le podemos ayudar?

En el mercado hay una gran variedad de material para trabajar las emociones con los más pequeños: libros, marionetas, películas, etc. No olvidéis visitar el apartado de recursos, donde también podréis encontrar ideas para trabajar el fascinante mundo de las emociones.

En el apartado de comentarios esperamos vuestras ideas, dudas y sugerencias. Nos vemos en Facebook (@espacio psicofamiliar) y en Instagram (@espaciopsicofamiliar).

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